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ISSN 1989-4163

NUMERO 78 - DICIEMBRE 2016

El Peso del Alma

Francisco Marín

Autor: José María Espinar Mesa-Moles. Editorial: Edad (2016). 208 pgs. 18,00 €

XX Premio de Novela Negra “Ciudad de Getafe 2016”

¿Cuánto pesa el alma? Dicen que 21 gramos y que abandona el cuerpo poco después de fallecer la persona. Muchos han sido, y son, los intentos por ver el momento en que el alma emerge y deja atrás el envoltorio que la ha albergado. Esta novela ataca el tema de una forma delirante y sorprendente…

Me imagino que encontrar, en cualquier actividad, algo desconocido, algo original o algo inesperado se convierte en una fiesta amen de una satisfacción personal. Eso es lo que me ha ocurrido con El peso del alma. No conocía a su autor, José María Espinar, y cuando investigo quien es, me llevo la sorpresa de que, sobre todo, es poeta; la pregunta surge inevitablemente… ¿Cómo un poeta ha ganado un premio de novela negra? Para entenderlo hay que leer esta obra y nos encontramos con una escritura clara y cargada de mucho oficio e ingenio. Mantiene la atención desde la primera palabra, la trama que desarrolla es imaginativa a la vez que inquietante…

El peso del alma nos presenta al detective privado Milton Vértebra, un personaje radical y cargado de excesos que no dejará indiferente a ningún lector. Su avasalladora personalidad, su ácido sentido del humor y su provocadora irreverencia ejercen de fuerza centrípeta en una novela galopante que no puedes frenar.

Todo comienza con una simple llamada telefónica. Luís Corral, catedrático de Neurología de la universidad San Jorge y antiguo compañero de colegio de Milton, lo contrata para que encuentre a su colega la doctora Cadman, desaparecida misteriosamente días atrás. A partir de ese instante los acontecimientos se precipitan a la velocidad de la luz. Intereses científicos y principios morales se entremezclan dejando un rastro de extrañas muertes en las que los cadáveres de las víctimas aparecen siempre sin cerebro. Milton Vértebra dará respuesta, poniendo en riesgo su propia vida, a una de las preguntas que más han intrigado a la humanidad. ¿Y si pudiera probarse la existencia del alma?

Toda la novela está redactada con pulso firme, con audacia y originalidad a raudales. Impresiona la fuerte sátira que aparece en cada una de sus páginas, elevando el género negro a cotas más que respetables. Poeta que mantiene durante toda la redacción un  discurso claro sin ambagues.

Merecido el premio.

José María Espinar Mesa-Moles (Granada, 1974) es profesor de Lengua y cultura españolas en la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid (URJC). Compagina sus obligaciones docentes e investigadoras con la literatura y la magia.

Ha publicado los siguientes poemarios: El poeta que fue jueves, El último argonauta, Astronomía en verso, En la grieta de una Gran hada, Los versos de Alamut y Un poeta en Nueva Yo, estos tres últimos libros recogidos en un solo volumen titulado Poesía en cuarentena (Círculo Rojo, 2015).

Además es autor de las novelas El misterio Vértebra y Justicia Vértebra (Círculo Rojo, 2013). En el campo de la publicación académica destaca su ensayo El papel de la prensa escrita española en la conformación de la percepción ciudadana de los distintos gobiernos de Hugo Chávez (IMASD, 2014).

Lo realmente interesante son las respuestas de José María para los lectores de Agitadoras…un ser encantador…

P.- ¿Cuándo, cómo y por qué nace El peso del alma
R.- La novela nace como confluencia de tres circunstancias vitales: finalización de un máster universitario que me deja agotado, mudanza a una preciosa finca aislada del mundanal ruido, y ejercicio draconiano de exorcismo personal. El proceso creativo de El peso del alma ha supuesto una orgía de imaginación frente a la ortodoxia académica, ha sido el fruto narrativo de un entorno privilegiado, ha condenado definitivamente al ostracismo a un YO al que renuncié el día que mi mujer cogió mi mano y me dijo que la vida, a partir de ese momento, era nuestra y no sólo mía.

P.- Por lo poco que se de usted -será remediado en breve-, se dedica más a la poesía ¿Ha querido rendir un homenaje a la novela negra?
R.- No ha habido homenaje, no me siento capaz. Soy un enano a hombros de gigantes. No vea en mis palabras "soberbia humildad oriental", lo único que hay es sinceridad. En todo caso ha habido una oportunidad que el género negro me ha dado a mí. Una oportunidad acompañada de una racha de sotavento providencial. Me siento muy afortunado de haber encajado la rosca de mi argumento en la tuerca de la novela policíaca.

P.- El peso del alma además del título de su novela, es un tema de profundo calado ¿como se ha documentado?
R.- Lamento decepcionar a los seguidores de un realismo literario que injerta lo cotidiano en el argumento de la novela. Soy un humilde profesor universitario que pasa demasiadas horas entre las coordenadas de hipótesis, teorías y paradigmas. No busco trasladar al papel relatos herederos de la objetividad. No induzco, no deduzco, tan sólo pretendo llevar a la mente de los lectores entretenimiento. Nada más, nada menos. Mi libro es una catarsis, no una monografía. Es whisky, no alcohol 96.

P.- Dentro del género negro ¿hay algún autor del género que podamos considerar de culto para usted?
R.- Indiscutiblemente A.C. Doyle y su detective de la calle Baker. Mi benjamín, nacido el pasado 23 de octubre, se llama Nicolás Sherlock; en la puerta de mi despacho cuelga un 221b; este verano he ido con mi primogénito Miguel de peregrinación al bar Speedy de la serie de la BBC Sherlock. No digo nada y lo digo todo.

P.- ¿A qué personaje, policía o detective, le hubiese gustado crear?
R.- Al que he creado. A Milton Vértebra. A los demás los prefiero como lector.

P.- Si sigue por esta senda...negra... preferirá ¿sangre o psicología?
R.- Elijo la psicología sanguinolenta. Y sí, voy a continuar mientras me dejen.

P.- Y, a la hora de matar, ¿algún arma preferida?
R.- El odio en las distancias cortas y la venganza para los francotiradores.

P.- ¿Tiene opinión sobre los festivales de novela negra?
R.- Sí tengo. De profundo agradecimiento y de sincero respeto al trabajo organizado entorno a una pasión. Los festivales de novela negra no sólo hacen bien al género, hacen bien a muchas personas. Si se me considera digno de ser invitado al de Cartagena, voy entusiasmado.

P.- ¿Hay algún tema que no trataría nunca en sus novelas?
R.- Justo ese tema que no trataría es el que me obligo a abordar.

P.- ¿Cuales son sus géneros y autores favoritos?
R.- Mi literatura preferida es la británica. En cuanto el último de nuestros hijos abandone el nido y los derechos de autor nos lo permitan mi mujer y yo nos compramos una granja en Inglaterra o un castillo en Escocia y... a dejarme crecer patillas en forma de chuleta para esperar a la muerte junto una chimenea. Crecí con Stevenson y Scott, maduré con Kipling y Wallace y envejezco con Chesterton y Shakespeare. 

P.- ¿Qué está leyendo ahora mismo?
R.- El hospital de los dormidos, de Francisco García Pavón. Lo estoy disfrutando hasta la carcajada. ¡Magnífico!

P.- Como lector, prefiere: ¿libro electrónico o papel?
R.- No concibo leer literatura en soporto electrónico, pero creo que mi mujer me va a regalar estas navidades (así me ha informado mi servicio de espionaje) un ebook o algo así, The dream is over.

P.- Cuando escribe ¿lo hace pensando en los lectores?
R.- Antes de ganar el premio de Getafe ni por asomo. Desde entonces me paro, reparo, suspiro y aspiro, rijo y corrijo. Antes era muy indulgente conmigo mismo. No hay mierda, error o coñazo en literatura que no encuentre su justificación. No tengo una sola obligación con el público, tengo varias (argumento y estilo, originalidad y rigor, frescura y tibieza). Conozco a muchos músicos clásicos. Ellos respetan al público una barbaridad. Yo, como ellos, salgo al escenario con el estómago ebrio de mariposas.

P.- ¿Qué manías tiene a la hora de escribir?
R.- Una muy sencilla, pero que nunca se cumple. "Papá va a escribir, salvo incendio, ahogamiento o robo con violencia que nadie me moleste". Cada diez minutos tengo a alguien que me recuerda "eres mortal, eres mortal" al otro lado de mi 221b.

P.- Relate alguna curiosidad literaria personal que le haya ocurrido y permanezca inédita hasta hoy.
R.- El poeta al que más admiro y quiero de nuestro panorama nacional, mi adorado maestro Antonio Enrique, un día me dijo: "José eres mal poeta, pero poeta hasta la médula". Su sinceridad me salvó de mí mismo, su amistad me regala felicidad inmensa cada vez que le visito en Guadix.

P.- ¿Qué le diría a un lector que no conozca su obra para que se acerque a su novela?
R.- En  El peso del alma no se escribe una historia, se escribe una vida, parafraseando a Plutarco. Milton Vértebra no defraudará. Va en ello mi palabra. Y un hombre vale lo que vale su palabra.

P.- Sus planes a corto y medio plazo ¿son?
R.- En el ámbito profesional dejar de ser doctorando, que ya estoy viejo para tanto ando. En el campo de la literatura "colocar" Long weekend, precuela de El peso del alma (hay Milton Vértebra para rato). En el plano personal ser un buen padre y un esposo aceptable.

 

El peso del alma

 

 

 

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